A mediados del siglo 20, en Estados Unidos los médicos anunciaban cigarros. Revertir esa buena fama tardó muchos años y estudios que pudieran respaldar lo que hoy se sabe, que causan cáncer.
María Elena Álvarez-Buylla Roces, ganadora del Premio Nacional de Ciencias en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, comparó esa situación con la de los transgénicos actualmente.
«La complejidad de los seres vivos impide modificarlos como si fueran máquinas», dijo este miércoles en la charla «Todo comienza con una semilla: la flor, el maíz, la salud y nuestra soberanía», en la Sala Manuel M. Ponce, como parte del ciclo de encuentros con los Premios Nacionales.
Identificada como científica activista, Álvarez-Buylla comenzó con una explicación teórica y especializada para demostrar que los seres vivos están formadas por redes complejas y dinámicas.
«El genoma es dinámico, fluido, hay interacciones que son fundamentales, hay redes, está el contexto celular y el contexto social. ¿Qué sucede cuando modificamos el material genético de un ser vivo?», preguntó.
La investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM enlistó promesas falsas que se han difundido de los transgénicos como que son equivalentes los transgénicos a los no transgénicos.
La principal diferencia es la presencia elevada de glifosatos, que la OMS ha determinado como un elemento cancerígeno, destacó.
Aunque fue clara al señalar que correlación no es causalidad, el hecho que Estados Unidos sea el país desarrollado más enfermo del mundo y que al menos 22 enfermedades hayan crecido exactamente al mismo ritmo que la utilización de glifosatos en transgénicos, eleva las alertas.
En estudios propios, su equipo encontró material transgénico, entre 1 y 15 por ciento, en el 90 por ciento de las tortillas que se consumen en el Altiplano, aunque en México está prohibido el maíz transgénico para consumo humano.
«México importa 10 millones de toneladas de maíz de Estados Unidos que contienen maíz transgénico», puntualizó.
La científica condenó la agricultura agroindustrial y la utilización de la ciencia con fines mercantiles y violentos.
«Aún estamos a tiempo de parar la invasión transgénica para que no llegue a las mesas de los mexicanos», expresó.
Tras terminar la charla, el público hizo preguntas durante más de media hora.
Álvarez-Buylla recomendó consumir maíz campesino, sembrado en comunidades locales, que están libres de transgénicos.
La investigadora señaló que se le entregó una carta al Presidente Enrique Peña Nieto para exponerle la situación, sin que hayan recibido respuesta.
‘Romo, mano derecha de AMLO, pro transgénicos’Alfonso Romo Garza, mano derecha del candidato de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, tuvo una empresa involucrada en los transgénicos, Savia y Seminis.
Al pedirle su postura a María Elena Álvarez-Buylla Roces, galardonada con el Premio Nacional de Ciencias en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, ésta respondió que ya se han acercado al candidato.
«Nosotros le hemos escrito una carta firmada por organizaciones campesinas y organizaciones de científicos al candidato López Obrador dándole toda la evidencia de por qué sería desastroso para México seguir dependiendo de una agricultura industrial, tóxica, destructiva del ambiente.
«Lo qué pasa en este País no puede depender de personajes, sobre todo de personajes que son cambiantes en sus principios y objetivos, sino de una organización sólida a todos los niveles», comentó.
Lourdes Zambrano, Reforma